Resumen
En medio
de grandes crisis, guerras y convulsiones a escala mundial. Los ciudadanos están
en búsqueda de respuestas a la crisis institucional y a la acentuada ola de deslegitimidad
que atraviesa la política contemporánea en nuestros países. A través de
propuestas eficaces que fortalezcan el tejido social y den vía libre al
ejercicio del verdadero poder -más allá de la autoridad- el cual se ejerce a
través de un liderazgo de transformación civil que proviene desde un enfoque bottom-up de la sociedad civil en
contravía al enfoque tradicional top-down
del Estado. Solamente es posible
la apertura de nuevos espacios de participación, interés y confianza en el
sector público si este cambio generacional se efectúa desde la población joven comprometida
a generar procesos de comportamiento activo que genere acción, reflexión, organización
y articulación en todos los sectores de la sociedad.
Palabras clave: Sociedad Civil - Liderazgo - Juventud
El devenir de la humanidad a lo largo de historia ha
buscado los mejores caminos para florecer como sociedad. Esta búsqueda ha
venido acompañada de la constante preocupación de vivir bajo ciertas de normas
de convivencia, límites a la conducta individual, principio de legalidad y la regulación
de un sistema económico a través de un ordenamiento jurídico basado en la
justicia social. Estas condiciones han sido el pilar de la construcción de un
Estado Social y democrático de Derecho que ha dado como resultado en el siglo
XXI, en la mayoría de los casos, un modelo de naciones desarrolladas, libres y
autónomas.
Frente a este entorno de gran ilustración humana,
alcanzamos a vislumbrar diferentes matices imperfección, ya que el ser humano
al ser corruptible igualmente erige instituciones parecidas a su ser. Es ahí
cuando aparece una crisis de legitimidad de las instituciones y del sistema de
gobierno producto de los malos manejos de los recursos públicos, y la corrupción
que según el último índice de percepción de Transparencia Internacional, entre
las instituciones y los empleados públicos sigue siendo común, ni un solo país,
en cualquier parte del mundo, es libre de corrupción[1].
A la vez, hemos convertido el ejercicio de la construcción pública en una lucha
dialéctica de redefinición de poder entre el Gobierno y la sociedad civil, que
ha dado como resultado la distorsión de buenas intenciones del poder
gubernamental en malas gestiones que afectan siempre a la comunidad.
Teniendo en cuenta la definición de Estado de Sánchez
Agesta, como “una comunidad organizada en
un territorio definido, mediante un orden jurídico servido por un cuerpo de
funcionarios y definido y garantizado por un poder jurídico, autónomo y centralizado
que tiende a realizar el bien común, en el ámbito de esa comunidad”[2],
vemos como el Estado, se convierte en
ese actor encargado de ejercer el monopolio legítimo de la fuerza, regular las
relaciones internacionales y promover orden social pacifico en el territorio.
Si bien una causa loable, este ideal de bien común en muchas ocasiones ha
llegado al extremo de socavar el libre ejercicio de las libertades individuales
por el “beneficio colectivo” tal como ocurre en la actualidad en países como
China, Corea del Norte, Cuba, Venezuela, entre otros.
Por tal razón, una sociedad civil empoderada y
consciente de su libertad buscará de cualquier manera crear las condiciones
para que cada quien alcance la prosperidad y plenitud mediante sus medios, trabajo
y esfuerzo personal. Esto no será fácil, pero tampoco imposible, ya que según
el informe de Libertad en el mundo de Freedom House: “en los últimos 10 años, 105 países han visto una disminución de la
libertad neta, y sólo 61 han experimentado una mejora neta”[3],
es decir en la mayoría de países ha venido declinando las variables de derechos
políticos, económicos y libertades civiles dando como resultado un rating
general de libertad.
Ahora bien, al diferenciar el poder del liderazgo,
debemos partir de la distinción entre poder, liderazgo y autoridad. La autoridad claramente se refiere al
status o posición jerárquica que tiene una persona sobre otra u otras; el poder hacer referencia a la capacidad de
acción y de transformación de situaciones; y por último, el liderazgo es la aplicación del poder
para influir a otros hacia un objetivo común. Aunque los tres conceptos están
íntimamente relacionados, no siempre se asume que la autoridad genera un
liderazgo legítimo con límites al poder, ya que es evidente múltiples casos en
los cuales funcionarios públicos, con un claro nivel de autoridad sobre la
ciudadanía ejercen el poder gubernamental (ejecutivo, legislativo y judicial) de
manera arbitraria para lucrarse, con base en sus intereses y fines personales.
Por tal motivo, al revisar el funcionamiento del Comercio
Internacional observamos que “la
globalización de las relaciones económicas, con el entrelazamiento cada vez más
intenso de los mercados nacionales y una alta movilidad del dinero y el capital
físico”[4]
genera nuevos retos en un mundo competitivo con una relación simbiótica entre
el mercado y el Estado, donde se equilibran mutuamente. Los desafíos que
enfrentamos son muchos, varios de ellos relacionados con el desarrollo
sostenible y sustentable, la libertad en el acceso de la información, el reducir
las brechas de desigualdad y el bienestar social para todos; por ello no es
baladí hablar acerca de la gestión que ejerce el Estado sobre la sociedad, y de
qué forma lo realiza.
No quiero concluir este ensayo sin afirmar que la
comprensión de una sociedad libre va más allá de imposiciones top-down a través de las cuales el
Estado se convierte en señor y dueño de los ámbitos más personales e íntimos
del ser humano, y por ende, se pierde toda noción de libertad. El verdadero poder
se ejerce a través de un liderazgo de transformación civil que viene de un
enfoque bottom-up, cuando la sociedad
civil organizada decide romper ese sistema de yugo, subordinación y permite que
cada ser humano genere per se y
mediante la acción -tal como lo afirma el individualismo metodológico- sus óptimas
condiciones de vida, con un Estado mínimo en su justa medida y sobretodo, garantizando
el pleno goce de los derechos fundamentales e inalienables, como: la vida, la libertad,
la igualdad y la búsqueda de la felicidad.
Esta sociedad civil organizada activa y destacada,
en mi experiencia personal, la he visto reflejada en la población joven en
América Latina que hoy en día según cifras del UNFPA alcanza el 40% población,
así mismo, Colombia no se queda atrás con una juventud que representa casi el
30% de su población total, es decir, vivimos en un continente y en un país
joven, pero al mismo tiempo esta población es la más vulnerable a sufrir
flagelos y vulneraciones de todo tipo. Al ver estos índices es evidente que no
podemos desaprovechar la brecha generacional que se está abriendo, la cual se
convierte en un escenario de oportunidades, creatividad e innovación para ser
solución y no parte del problema.
Bibliografía
v Informe de Libertad
en el mundo de Freedom House.
v Índice de percepción
de corrupción 2015. Disponible en http://www.transparency.org/cpi2015
v Enciclopedia
Jurídica. Definición de Estado. Disponible en http://www.enciclopedia-juridica.biz14.com/d/estado/estado.htm
v Freedom in the world 2016. Anxious Dictators, Wavering Democracies:
Global Freedom under Pressure. Disponible en https://freedomhouse.org/report/freedom-world/freedom-world-2016
v Herdegen, Mathias.
Derecho Económico Internacional. Konrad Adenauer Stifftung. Programa Estado de
Derecho para América Latina. Tema 2 Globalización de las relaciones económicas.
Pág. 9.
[1] Índice
de percepción de corrupción 2015. Disponible en http://www.transparency.org/cpi2015
[2]
Enciclopedia Jurídica. Definición de Estado. Disponible en http://www.enciclopedia-juridica.biz14.com/d/estado/estado.htm
[3] Freedom in the world 2016.
Anxious Dictators, Wavering Democracies: Global Freedom under Pressure. Disponible
en https://freedomhouse.org/report/freedom-world/freedom-world-2016
[4]
Herdegen, Mathias. Derecho Económico Internacional. Konrad Adenauer Stifftung.
Programa Estado de Derecho para América Latina. Tema 2 Globalización de las
relaciones económicas. Pág. 9