lunes, 7 de agosto de 2017

Generación Bottom-up: un desafío mundial

Resumen
En medio de grandes crisis, guerras y convulsiones a escala mundial. Los ciudadanos están en búsqueda de respuestas a la crisis institucional y a la acentuada ola de deslegitimidad que atraviesa la política contemporánea en nuestros países. A través de propuestas eficaces que fortalezcan el tejido social y den vía libre al ejercicio del verdadero poder -más allá de la autoridad- el cual se ejerce a través de un liderazgo de transformación civil que proviene desde un enfoque bottom-up de la sociedad civil en contravía al enfoque tradicional top-down del Estado. Solamente es posible la apertura de nuevos espacios de participación, interés y confianza en el sector público si este cambio generacional se efectúa desde la población joven comprometida a generar procesos de comportamiento activo que genere acción, reflexión, organización y articulación en todos los sectores de la sociedad.


Palabras clave: Sociedad Civil - Liderazgo - Juventud

El devenir de la humanidad a lo largo de historia ha buscado los mejores caminos para florecer como sociedad. Esta búsqueda ha venido acompañada de la constante preocupación de vivir bajo ciertas de normas de convivencia, límites a la conducta individual, principio de legalidad y la regulación de un sistema económico a través de un ordenamiento jurídico basado en la justicia social. Estas condiciones han sido el pilar de la construcción de un Estado Social y democrático de Derecho que ha dado como resultado en el siglo XXI, en la mayoría de los casos, un modelo de naciones desarrolladas, libres y autónomas.
Frente a este entorno de gran ilustración humana, alcanzamos a vislumbrar diferentes matices imperfección, ya que el ser humano al ser corruptible igualmente erige instituciones parecidas a su ser. Es ahí cuando aparece una crisis de legitimidad de las instituciones y del sistema de gobierno producto de los malos manejos de los recursos públicos, y la corrupción que según el último índice de percepción de Transparencia Internacional, entre las instituciones y los empleados públicos sigue siendo común, ni un solo país, en cualquier parte del mundo, es libre de corrupción[1]. A la vez, hemos convertido el ejercicio de la construcción pública en una lucha dialéctica de redefinición de poder entre el Gobierno y la sociedad civil, que ha dado como resultado la distorsión de buenas intenciones del poder gubernamental en malas gestiones que afectan siempre a la comunidad.
Teniendo en cuenta la definición de Estado de Sánchez Agesta, como “una comunidad organizada en un territorio definido, mediante un orden jurídico servido por un cuerpo de funcionarios y definido y garantizado por un poder jurídico, autónomo y centralizado que tiende a realizar el bien común, en el ámbito de esa comunidad”[2], vemos como el Estado, se convierte en ese actor encargado de ejercer el monopolio legítimo de la fuerza, regular las relaciones internacionales y promover orden social pacifico en el territorio. Si bien una causa loable, este ideal de bien común en muchas ocasiones ha llegado al extremo de socavar el libre ejercicio de las libertades individuales por el “beneficio colectivo” tal como ocurre en la actualidad en países como China, Corea del Norte, Cuba, Venezuela, entre otros.
Por tal razón, una sociedad civil empoderada y consciente de su libertad buscará de cualquier manera crear las condiciones para que cada quien alcance la prosperidad y plenitud mediante sus medios, trabajo y esfuerzo personal. Esto no será fácil, pero tampoco imposible, ya que según el informe de Libertad en el mundo de Freedom House: “en los últimos 10 años, 105 países han visto una disminución de la libertad neta, y sólo 61 han experimentado una mejora neta”[3], es decir en la mayoría de países ha venido declinando las variables de derechos políticos, económicos y libertades civiles dando como resultado un rating general de libertad.
Ahora bien, al diferenciar el poder del liderazgo, debemos partir de la distinción entre poder, liderazgo y autoridad. La autoridad claramente se refiere al status o posición jerárquica que tiene una persona sobre otra u otras; el poder hacer referencia a la capacidad de acción y de transformación de situaciones; y por último, el liderazgo es la aplicación del poder para influir a otros hacia un objetivo común. Aunque los tres conceptos están íntimamente relacionados, no siempre se asume que la autoridad genera un liderazgo legítimo con límites al poder, ya que es evidente múltiples casos en los cuales funcionarios públicos, con un claro nivel de autoridad sobre la ciudadanía ejercen el poder gubernamental (ejecutivo, legislativo y judicial) de manera arbitraria para lucrarse, con base en sus intereses y fines personales.
Por tal motivo, al revisar el funcionamiento del Comercio Internacional observamos que “la globalización de las relaciones económicas, con el entrelazamiento cada vez más intenso de los mercados nacionales y una alta movilidad del dinero y el capital físico”[4] genera nuevos retos en un mundo competitivo con una relación simbiótica entre el mercado y el Estado, donde se equilibran mutuamente. Los desafíos que enfrentamos son muchos, varios de ellos relacionados con el desarrollo sostenible y sustentable, la libertad en el acceso de la información, el reducir las brechas de desigualdad y el bienestar social para todos; por ello no es baladí hablar acerca de la gestión que ejerce el Estado sobre la sociedad, y de qué forma lo realiza.
No quiero concluir este ensayo sin afirmar que la comprensión de una sociedad libre va más allá de imposiciones top-down a través de las cuales el Estado se convierte en señor y dueño de los ámbitos más personales e íntimos del ser humano, y por ende, se pierde toda noción de libertad. El verdadero poder se ejerce a través de un liderazgo de transformación civil que viene de un enfoque bottom-up, cuando la sociedad civil organizada decide romper ese sistema de yugo, subordinación y permite que cada ser humano genere per se y mediante la acción -tal como lo afirma el individualismo metodológico- sus óptimas condiciones de vida, con un Estado mínimo en su justa medida y sobretodo, garantizando el pleno goce de los derechos fundamentales e inalienables, como: la vida, la libertad, la igualdad y la búsqueda de la felicidad.
Esta sociedad civil organizada activa y destacada, en mi experiencia personal, la he visto reflejada en la población joven en América Latina que hoy en día según cifras del UNFPA alcanza el 40% población, así mismo, Colombia no se queda atrás con una juventud que representa casi el 30% de su población total, es decir, vivimos en un continente y en un país joven, pero al mismo tiempo esta población es la más vulnerable a sufrir flagelos y vulneraciones de todo tipo. Al ver estos índices es evidente que no podemos desaprovechar la brecha generacional que se está abriendo, la cual se convierte en un escenario de oportunidades, creatividad e innovación para ser solución y no parte del problema.
Bibliografía
v  Informe de Libertad en el mundo de Freedom House.
v  Índice de percepción de corrupción 2015. Disponible en http://www.transparency.org/cpi2015
v  Enciclopedia Jurídica. Definición de Estado. Disponible en http://www.enciclopedia-juridica.biz14.com/d/estado/estado.htm
v  Freedom in the world 2016. Anxious Dictators, Wavering Democracies: Global Freedom under Pressure. Disponible en https://freedomhouse.org/report/freedom-world/freedom-world-2016
v  Herdegen, Mathias. Derecho Económico Internacional. Konrad Adenauer Stifftung. Programa Estado de Derecho para América Latina. Tema 2 Globalización de las relaciones económicas. Pág. 9.




[1] Índice de percepción de corrupción 2015. Disponible en http://www.transparency.org/cpi2015
[2] Enciclopedia Jurídica. Definición de Estado. Disponible en http://www.enciclopedia-juridica.biz14.com/d/estado/estado.htm
[3] Freedom in the world 2016. Anxious Dictators, Wavering Democracies: Global Freedom under Pressure. Disponible en https://freedomhouse.org/report/freedom-world/freedom-world-2016
[4] Herdegen, Mathias. Derecho Económico Internacional. Konrad Adenauer Stifftung. Programa Estado de Derecho para América Latina. Tema 2 Globalización de las relaciones económicas. Pág. 9