domingo, 9 de octubre de 2016

El mayor sapo que me trago


Quiero alejarme de la emotividad y la parafernalia que vivimos el pasado lunes 26 de Septiembre en la ciudad de Cartagena. No porque no sea importante escuchar el corazón, pero, como he insistido, quiero apelar más a la razón y a la sensatez. Al ver banderas del Che Guevara y de Cuba en la Plaza de Bolívar sólo me queda la reflexión de que ahora más que nunca en este escenario de pluralidad política y apertura democrática debemos defender nuestros valores democráticos, combatir la corrupción, la criminalidad, erradicar el hambre, la pobreza y la desigualdad con mayor fuerza que antes. 

Por ello, este escrito va dirigido en primera medida a los más de 220.000 muertos y 8 millones de víctimas que deja este conflicto de 54 años con los cuales todos tenemos una deuda histórica que no podemos olvidar. Segundo, insto a los jóvenes y a las nuevas generaciones a estar activos social y políticamente, ya que nosotros seremos al fin y al cabo los responsables y dolientes de este proceso; en nuestros hombros recaerá la implementación de este Acuerdo Final. Por último, este escrito apunta a todos aquellos indecisos que no han definido su voto el próximo domingo 2 de Octubre. Espero mis líneas sirvan de guía, concientización y pedagogía.  

El sapo que me trago hoy es que una firma significa paz, si bien claramente la vía pacífica es un buen camino para evitar más muertes y bajas en combate, les quiero recordar que aún no se ha alcanzado la PAZ en Colombia. Si eso creímos, es una verdadera falacia. Lo que se alcanzó el lunes en Cartagena, que no es un suceso menor después de 4 años de negociaciones, es la terminación del conflicto armado interno con un grupo armado, el más grande y antiguo de América Latina, las FARC-EP. A la vez, este sapo que me deja un sin sabor es la afirmación de que estamos viviendo elfin de la guerra. Eso no es cierto, en el sentido de que aún nos resta un confrontamiento militar contra el ELN, EPL, las bacrim y las disidencias que muten la violencia de las Farc.

En el fondo la Paz no es un sentimiento, es una decisión, es un mandato constitucional y un valor supremo. Es una decisión en pro del futuro y contra el pasado. Una paz bien hecha dependerá de todos nosotros. Este es un llamado a que la Paz va más allá de un acto simbólico, ya que ésta se hace y se construye día a día a través de la transformación de los territorios por medio de la protección de derechos y la exigencia de deberes, garantizando bienes y servicios públicos, protegiendo la fe pública, el patrimonio económico, especialmente de aquellas poblaciones más vulnerables y azotadas por la violencia.  

Quiero que veamos unas décadas más adelante, entendamos que esta coyuntura es hasta ahora el comienzo de una serie de reformas estructurales para Colombia en las cuales el país ha estado en mora y ya no dan más espera. Para hacer efectivo el verdadero perdón, no sólo es necesario pronunciarlo, es menester aún más demostrarlo con hechos. Es imperativo la construcción conjunta del tejido social con un enfoque territorial no sólo con más burocracia impuesta desde el aparato estatal, sino con una construcción colectiva en pro de una nueva Colombia donde se de una articulación entre el Gobierno nacional, gobierno local, sector privado y empresas, organizaciones sociales y sus comunidades, iglesias, academia y de todos los ciudadanos a través de una movilización positiva. 

La participación de la sociedad civil será determinante en construir una ciudadanía consciente, responsable y educada, todos nosotros tendremos la oportunidad histórica de enfrentar este enorme desafío de reconstruir nación, es decir, fomentar un sistema que prevenga antes una que sancione.

Vivimos una época de encrucijadas y desconcierto. Este Acuerdo Final nos deja una sociedad polarizada y dividida, que se quedó en el superfluo discurso de "amigos" y "enemigos" de la paz, santistas y uribistas. Por esta razón, independientemente de cual sea el resultado con el que nos despertemos el lunes 3 de Octubre, tendremos una mezcla de emociones. Frente a un panorama de incertidumbre nacional que se avecina, un clima en donde se viene una reforma tributaria, trámites legislativos y reformas constitucionales exprés que deberán tramitarse en el menor tiempo posible, igualmente una larga lista de 11.000 procesos pendientes en la Fiscalía contra miembros de las Farc y la investigación pendiente de la Farcpolítica. 

Deseo que el compromiso de construir una paz estable y duradera vaya más allá de un SÍ y un NO, que la Paz y la reconciliación nazca primero en nuestro corazón, en nuestra vida, con nuestras familias y en nuestra amada nación. Contribuir a la reparación integral será el gran reto a afrontar, incluyendo todo lo que puede significar la reparación material, no escatimemos recursos en producir un cambio.

Por ello, hoy no vine con el propósito de hacer proselitismo de una posición u otra. Quiero que usted ciudadano, colombiano, decida según su conciencia y su capacidad de entender los tiempos que vivimos. Decida qué será lo mejor para el futuro de Colombia, lea los acuerdos. Personalmente me dejaron un sin sabor que no puedo dejar de expresar, ése precisamente es el mayor sapo que me trago en mi vida y hoy lo hago yo para que mis próximas generaciones no lo tengan que hacer, todo por soñar una sociedad mejor en donde vivir.  

Artículo publicado el 28 de Septiembre de 2016 en El Ecléctico.