martes, 23 de abril de 2013

¿¿NOS REPRESENTA LA CORTE CONSTITUCIONAL??


Éste artículo si bien controvertido, es necesario para sensibilizar a la sociedad y dar a entender a cada colombiano que está en peligro nuestra organización y convivencia social. Este es una llamado de atención para cuidar y salvaguardar lo que por tantos años hemos construido en torno a consensos democráticos y mayoritarios. Hoy promuevo una lucha frontal por preservar lo único que nos queda en la vida, cuando todo se ha ido: LA FAMILIA.


Colombia es una nación donde históricamente han confluido distintas forma de convivencia. Sin importar condiciones de sexo, raza, religión, idioma y formas de ver el mundo, todas estas variables se han asentado en un mismo territorio. Es por ello que la INDIVIDUALIDAD parte como premisa de la concepción de persona en la nación, dejando de lado los estereotipos, moldes y características que adornan a una persona llegamos evidentemente a los que queda, el Ser. Es en el Ser, como categoría filosófica donde quiero ocupar la primera parte de mi reflexión.

La persona por el hecho de ser persona posee inherentemente en su esencia DIGNIDAD y VALOR intrínseco, es por ello que partiendo es esta base es imperativo defender siempre esta cualidad propia del ser humano, el respeto por su vida, igualdad y libertad, por encima de cualquier cosa. En la búsqueda de la defensa de estos principios o virtudes perpetuos entra paradójicamente en oposición la lucha por derechos que exigen minorías con el fin del tergiversar el imaginario colectivo de la sociedad en pro de sus deseos, intereses y beneficios particulares. Las comunidades de diversidad sexual buscan beneficios constitucionales a costa de la inestabilidad y el cambio social por medio de la obtención de la prevalencia de su interés particular como colectividad.
La superposición del interés individual sobre el interés general atenta contra cualquier principio democrático de ordenamiento y armonía social en búsqueda del bien común, que es el bien último y la aspiración máxima de consecución de cualquier sociedad. 
Ahora, partiendo de los fundamentos presentados previamente quiero enfatizar que hay una clara diferencia de garantizar y velar por el respeto propio que se le debe a cada persona de la comunidad LGBTI a promover la llamada "reivindicación de derechos particulares" que exigen y demandan en contra de la constitucionalidad; como lo es el caso puntual de ir en contra de la institución natural y jurídica de la FAMILIA, seguido de ir en oposición a la segunda institución social que es el MATRIMONIO, y producto de ello alterar el orden natural al buscar la adopción de niños por parte de parejas homosexuales.
Así que teniendo en cuenta que Bogotá, la capital de Colombia se ha convertido en "una de las ciudades más incluyentes y con políticas abiertas a la diversidad sexual", yo me pregunto ¿Qué es lo que más demanda, hasta qué punto quieren llegar? ¿De qué tipo de discriminación estamos hablando? Ciertamente son personas que jurídicamente han sido tenidas en cuentas en el país, por lo tanto ¿Le están pidiendo al Estado que desarraigue de cada ciudadano sus buenas costumbres, tradiciones e instituciones por ir en beneficio de la dictadura de la minoría?
Ahora, se ha aplazado la votación de este controversial proyecto de ley por más de dos veces. Todos los colombianos estamos a la expectativa de lo que pase en el Congreso, pero quiero alertar que el verdadero peligro se encuentra frente al Capitolio: La Corte Constitucional, está legislando, se extralimita en sus funciones, al punto de llegar a decir que desde el 20 de Junio los homosexuales podrán acudir ante el notario o juez competente, con el fin de formalizar y solemnizar su vínculo... Que es esto? acaso nos está burlando como democracia? la decisión que tome el Congreso será solo un títere frente al país mientras que la verdadera regulación de la unión de parejas del mismo sexo se realizará a través de la sentencia C-577 de 2011? ¿Dónde quedo nuestra representación, donde? que no la veo.

@TaniaLopezLizca

lunes, 1 de abril de 2013

MÁS ALLÁ DEL #9ABRIL

Por: Tania López Lizca

Si vamos a hacer la paz, la invitación es a hacer una paz bien hecha. No más engaño, no más indulgencias al narcoterrorismo, ni protagonismo nacional e internacional. No más oportunismo electoral a costa del futuro de una nación entera.

El proceso de la paz en Colombia desde su inicio público el 4 de Septiembre de 2012, ha venido marcado por una serie de controversias y de “información clasificada” que en nada refleja la seria y comprometida salida al conflicto que necesita Colombia. Existe una nebulosa de intereses reeleccionistas y de protagonismos de por medio que incrementan los actos de violencia y marchitan la flor de la paz.

El Presidente Santos se encuentra en una entrecruzada, ya que el desenlace del proceso de paz le definirá no solamente reconocimiento internacional y admiración mundial, la pretensión de un “Nobel de Paz”, sino que le resuelve su futuro político y el de sus socios políticos, es por eso, que se ha lanzado a una matutina campaña reeleccionista que va en marcha, sí, así como la marcha que se promueve para ratificarla.

Ahora, la marcha como instrumento democrático de participación ciudadana, lo quieren convertir en la forma de legitimar un proceso de paz viciado, que ha sido construido y entrañado a espaldas del país, y que se camufla bajo el eufemismo de la “Marcha por la Paz, la Democracia y la Defensa de lo público”.

No es de sorprender que la emotiva marcha la promueva y dirija directamente el Movimiento Marcha Patriótica, que para nadie es un secreto que se ha convertido en el brazo político de la FARC a través de una de sus líderes, Piedad Córdoba.

Entre la orquesta de actores que apoyan la marcha del 9 de Abril se encuentra Iván Cepeda del Polo Democrático Alternativo, el Alcalde de Bogotá Gustavo Petro que lo veremos marchando en primera fila junto con el Presidente Juan Manuel Santos. En este sentido vale la pena preguntar cuál es la ¿verdadera oposición al Gobierno Nacional de la que estamos hablando? ¿Acaso es la del Polo? ¿O es la de aquellos que tenemos rescatables críticas frente al proceso de paz y somos tildados de extrema derecha?

Mientras resolvemos este dilema, tengamos en cuenta que las Farc no están perdiendo oportunidad para dar su despliegue mediático y legitimador, es notorio que no tienen una real voluntad política de dejar las armas, continúan los actos terroristas y atentados en contra de la población civil, seguimos viviendo en medio de una guerra irregular de desgaste que cada vez más, acentúa la sistemática violación a los Derechos Humanos.

Por otro lado, es bien cierto, que la impunidad y “perdón político” por medio de una amnistía total produce nuevos ciclos de violencia que se verán reflejados en un endeble proceso de transición donde se vieron vulneradas las base de verdad, justicia, reparación y las garantías de NO repetición.

Ciertamente todos queremos una salida negociada al conflicto, pero no queremos vender al país, no queremos re victimizar a las víctimas y no queremos generar nuevos espirales de violencia. Queremos una paz justa, inclusiva y democrática, pero por lo visto, las conversaciones que cada vez se dilatan más en La Habana distan mucho de lo que alguna vez soñamos los colombianos que fuera nuestra transición a la Paz.

En definitiva, una paz mal hecha, es una paz de mentiras.


Por: @TanialopezLizca