miércoles, 28 de agosto de 2013

¿LA VIOLENCIA SE PREMIA?

El proceso de paz en Colombia impulsado por el Gobierno del Presidente Juan Manuel Santos desde el pasado 11 de junio abre la discusión y pone sobre la mesa el dialogo con la sociedad, acerca del segundo punto de la agenda negociada: la participación política de las Farc en la rama del poder legislativo de Colombia. La verdadera cuestión que surge es si esta participación se puede dar de forma electoral o sin elecciones.

Tras la firma del acuerdo sobre desarrollo agrario y rural, como primer punto a desarrollar de la agenda temática del diálogo de paz desde La Habana, Cuba, surge desde el 11 de Junio el desarrollo del segundo punto y no menos importante en donde las dos delegaciones unen sus dialogos en cerrar un acuerdo sobre el segundo punto de la agenda negociada acerca de la participación política, en donde el ejecutivo busca establecer "el paso de las balas a los votos" y la apertura del sistema político al grupo armado como construcción de un proceso transicional justo, seguro y moderno.

En este contexto, surge la inquietud acerca de encontrar el mejor mecanismo o “formula” por medio de la cual se abrirá paso participativo a las Farc en el legislativo, se busca darle cabida democrática a un grupo alzado en armas que aún sigue efectuando atentandos en contra de la población civil, sí, en contra de aquellos mismos que pretende representar en el órgano parlamentario.

Existen dos caminos diferentes, que atienden a dos visiones políticas distintas, uno de ellos consiste en blindarlos de tal forma que puedan ingresar al Congreso de la República como congresistas legitimados, no por los votos, sino por una decisión política unilateral; la otra vía que considero más justa y significativa sería brindarles todas las herramientas y garantías necesarias para que impulsen un movimiento político propio, entren al ruedo político como todos los demás, y a través del apoyo de sectores afines lleguen al Capitolio, que sean los colombianos los que decidan quienes serán sus representantes, basados por supuesto en el principio constitucional de la soberanía popular.

Existe  una propuesta del presidente de la Cámara de Representantes de Colombia, Hernán Penagos, quien afirma que sí existe la posibilidad de que los guerrilleros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) puedan ocupar curules especiales sin que medien unas elecciones, ya que en la historia nacional no sería nada nuevo, porque ese mismo proceso fue dado por el Movimiento 19 de Abril (M-19) como parte del proceso de desmovilización promovido por Virrque ese mismoor supuestoen principio constitucional que fectuando atentando en contra de la poblacion gilio Barco en 1990; pero claro, para que ésta sea una propuesta viable tendríamos que hablar de reducir el umbral para las próximas elecciones legislativas, y esto no sería fácil.

Vemos que la verdadera cuestión que se está jugando en La Habana, es saber cuánto sería el precio a pagar por la Paz de Colombia, por supuesto, que va más allá de una firma y una solemnidad mediática en el exterior. La paz es una construcción social en donde cada uno de los ciudadanos es co-responsable del bienestar del otro, el buen manejo del postconflicto no vendrá del Gobierno Nacional, ni del presente ni del próximo, sino que se debe dar desde la micropolítica, hablando desde la esfera de cada familia, escuela, universidad, trabajo.

La paz es una construccioliste nacional no deberSabemos que el segundo punto programático en la agenda negociada, no será una decisión nada fácil, porque para darse la misma abría que recurrir a cambios constitucionales relevantes dados desde el Congreso de la República. Nuestra institucionalidad y principios nacionales no deben estar dispuestos a ceder más, ya que en este momento no existe la total garantía que la guerrilla tenga una voluntad real política de dejación de armas y de renunciar a su ideal de refundar el Estado.


@TaniaLopezLizca