Estamos ad portas de un año
eminentemente electoral en toda la región. Este año se llevará a cabo doce
elecciones en nueve países de la región, incluyendo seis elecciones
presidenciales. Ello implica que casi dos tercios de la población de América
Latina irán a elecciones este 2018, en países como Colombia, Brasil, México,
Costa Rica y Paraguay. Aunque la regla de la mayoría es la democracia, no
faltan las excepciones en las que encontramos a Cuba, en búsqueda de elecciones
libres, y Venezuela que convocó elecciones presidenciales este 20 de mayo pero con la
incertidumbre de no saber bajo qué condiciones se llevarán a cabo, ya la Mesa de Unidad Democrática -MUD- anunció que no participará por no tener las garantías suficientes para la oposición. A su vez, el
proceso electoral en Nicaragua continúa caracterizado por deliberadas
restricciones a la competencia política mediante coacción parlamentaria, y en
Honduras el alcance que tuvo las irregularidades de las recientes elecciones
defectuosas ha generado grandes cuestionamientos al proceso electoral generando
una fuerte inestabilidad.
Podemos ver que estos comicios latinoamericanos serán la prueba de fuego de la democracia y una muestra empírica de cómo se encuentra cada uno de esos países a nivel de instituciones democráticas, libertades y el Estado de Derecho. En Colombia por ejemplo, se está en búsqueda de una gran reforma electoral, judicial y política, donde los múltiples candidatos a la presidencia lanzan sus propuestas en torno al cambio y a grandes transformaciones estructurales, ya es preocupante la gran desconfianza de la ciudadanía en sus instituciones democráticas. Grandes desafíos tiene la región a enfrentar como lo son: la corrupción, la violencia, la desigualdad y un desarrollo integral que implique crecimiento económico sin destruir el medio ambiente, ya que de acuerdo con la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), este año también debería significar una gran aceleración para el crecimiento de América Latina. Pero como diría el viejo dicho, a nuestros países siempre le “está faltando el centavo para el peso”, ya que el desarrollo democrático queda incompleto cuando se va bien en la economía pero las instituciones políticas y sociales no funcionan.
Podemos ver que estos comicios latinoamericanos serán la prueba de fuego de la democracia y una muestra empírica de cómo se encuentra cada uno de esos países a nivel de instituciones democráticas, libertades y el Estado de Derecho. En Colombia por ejemplo, se está en búsqueda de una gran reforma electoral, judicial y política, donde los múltiples candidatos a la presidencia lanzan sus propuestas en torno al cambio y a grandes transformaciones estructurales, ya es preocupante la gran desconfianza de la ciudadanía en sus instituciones democráticas. Grandes desafíos tiene la región a enfrentar como lo son: la corrupción, la violencia, la desigualdad y un desarrollo integral que implique crecimiento económico sin destruir el medio ambiente, ya que de acuerdo con la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), este año también debería significar una gran aceleración para el crecimiento de América Latina. Pero como diría el viejo dicho, a nuestros países siempre le “está faltando el centavo para el peso”, ya que el desarrollo democrático queda incompleto cuando se va bien en la economía pero las instituciones políticas y sociales no funcionan.
Existen grandes interrogantes y cuestionamientos acerca de la apertura de Cuba y sus nuevas relaciones con Estados Unidos, la implementación del proceso de paz en Colombia y la gran agitación en las elecciones presidenciales de Venezuela y Brasil. Más aún cuando vemos un contexto internacional único y singular, un cierto fenómeno “Trump” que está impregnando toda la región y el cambio ideológico de los gobiernos de izquierda a administraciones más derechistas, ejemplo de ello sería Argentina, que eligió a Mauricio Macri en octubre de 2015, Perú al eligir a Pedro Pablo Kuczynski en abril de 2016 y Chile con Sebastián Piñera en diciembre de 2017. Esta tendencia se mantiente, ya que el pasado 4 de febrero de 2018, hubo sorpresa con la reciente victoria en primera vuelta del candidato evangélico del Partido Restauración Nacional Fabricio Alvarado, en Costa Rica.
Es importante afirmar, que si bien
las elecciones son fundamentales para el futuro de la región, porque tal y como
lo dijo Jim Swigert, Director regional del NDI para América Latina y
el Caribe, “las malas elecciones son
catalizadoras de la inestabilidad”, considero que el compromiso y los
esfuerzos continuos por el rescate de los valores democráticos deben ir más
allá del día del proceso electoral. Esta responsabilidad debe partir de cada ciudadano, de cada familia, y sobre todo de la sociedad civil activa, unida y estratégicamente conectada.
En pleno siglo XXI, es importante
enfatizar que la sociedad civil en sus diferentes ámbitos y expresiones se
encuentra más organizada, capacitada e informada que nunca antes. Las TIC han
democratizado las instituciones y cada vez las han acercado más a la sociedad,
por eso se pueden evidenciar más de cerca sus imperfecciones. Hoy tenemos
ciudadanos saturados de información junto a una nueva generación de milennials que está buscando caminos diferentes y alternativos de
participación cívica. Tenemos ciudadanos con demandas son mucho más exigentes.
Los jóvenes latinoamericanos están
más abiertos a los cambios sociales, a actuar en pro de la reivindicación de derechos, y su
constante hastío por lo público ha llegado a niveles alarmantes. En este
contexto podemos ver que la lucha contra la corrupción endémica será el eje
central donde muchos de los candidatos tomarán bandera para hacer campaña, y
Colombia no es la excepción. Como país estamos en uno de los momentos más
críticos de nuestra historia, en búsqueda de la implementación del Acuerdo de
paz con las Farc, las negociaciones con la guerrilla del ELN, la lucha contra
la malversación de dineros públicos y un estado de emergencia moral en todas las ramas del poder. Como en muchos países homólogos, es evidente que tendremos el año electoral más
incierto y polarizado de las últimas décadas.
Twitter. @TaniaLopezLizca
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